Nicaragua vive una de sus horas más oscuras. En el día de ayer, en el marco de una nueva acción autoritaria, más de doscientos presos políticos, pertenecientes a diversas extracciones ideológicas, fueron expulsados del país, lo que pone en evidencia, una vez más, la arrogancia y la impudicia de un gobierno que solo entiende del uso abusivo de la fuerza estatal y del hostigamiento represivo como forma de sostenerse en el poder.
Desde la Federación Internacional de Museos de Derechos Humanos sección Latinoamérica, denunciamos este nuevo atropello a la dignidad del pueblo nicaragüense, nos solidarizamos con los perseguidos y apelamos a que la comunidad internacional condene, sin ambigüedades, la sistemática violación a los Derechos humanos que el régimen de Ortega-Murillo viene cometiendo de manera impune y sistemática.